¿Qué es idealizar?
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Simplemente atribuirle a otro u otra todas las perfecciones que a nosotros nos gustaría tener. De hecho, es un proceso natural en la infancia por el cual el niño admira a sus padres, a los hermanos mayores y piensa que cuando sea mayor desearía ser como ellos. Luego este mecanismo se traslada a los maestros, a las figuras del ambiente, como ser artistas o deportistas.
Siempre admiraremos a alguien por sus habilidades o sus conocimientos, pero cuando hemos crecido y ya no idealizamos, es decir, ya no consideramos a esas personas absolutamente perfectas por la excelencia de sus dones, les reconocemos su pericia, tratamos de aprender de ellos y allí se termina la cuestión. Si, pasado cierto tiempo, aún seguimos idealizando, es decir, considerando perfecto a alguien a partir de admirar un solo rasgo, y se suspende nuestro juicio crítico para todo lo demás, algo está fallando.
¿Qué tiene de malo?
Me preguntarán. Le tendremos que responder que si nuestro admirado obra bien nosotros obraremos bien, pero si él se equivoca nosotros podríamos vernos llevados a cometer los mismos errores que esa persona, sin darnos cuenta precisamente por la idealización. Perdemos la capacidad de valorar las cosas por nosotros mismos: qué queremos, qué está bien, qué está mal, etc. Esto nos produce un malestar enorme porque confundimos estar con el otro con ser como el otro, y terminamos haciendo cosas que no sabemos si eran las que queríamos hacer.
La ayuda de la psicoterapia
La psicoterapia puede ayudarnos a recuperar la capacidad de discriminarnos, individualizarnos de algunas figuras que podemos querer mucho, pero que a lo mejor ya no nos interesa tanto ser como ellos. Y eso no significa una pelea a muerte, sino simplemente un trabajo de diferenciación, de poder establecer qué es lo que nos interesa. En fin, encontrarnos con nosotros mismos.
Lic. Carlos Ruben Oks