Muñeca Rusa
Miniserie de 2 temporadas, la primera emitida en el año 2019 y en la cual centraremos nuestra recomendación y análisis actual.
Natasha Lyonne interpreta a Nadia Vulvokov una programadora de videojuegos que se ve encerrada en un loop espacio-temporal, su fiesta de cumpleaños número 36 es el inicio de cada nuevo bucle que termina con sus “Muertes” accidentales y reinicia en el baño de donde acontece la celebración.
Seguimos entonces la aventura de esta mujer en un relato en tono de comedia negra, con reminiscencias a la fórmula de aquella película interpretada por Bill Murray llamada “El día de la marmota” de (1993) donde el protagonista revive infinitamente el mismo día sin poder avanzar en el calendario, distinto es para Nadia que su reinicio no lo marca el reloj sino cada uno de sus fallecimientos.
El universo de Muñeca Rusa nos sitúa en una Nueva York bohemia ligada a lo “Trash”, el consumo de sustancias y vínculos acelerados en donde el tiempo parece ser justamente enemigo del acontecimiento, aún antes de que lo surreal comience a desplegarse.
La serie convoca desde diversos niveles: por un lado las actuaciones son un hecho a destacar en sí mismo. Por otra parte, el guion fuertemente consolidado hace foco constante en diálogos oníricos; (que remarcan al mismo tiempo el detalle y la construcción de una historia que a fuerza de repetición, logra desenredarse apelando a la curiosidad del espectador).
Freud en su texto de 1914 ¨Recordar, repetir, reelaborar¨ hace alusión a cómo muchas veces la compulsión a repetir sustituye el impulso a recordar. Asimismo, la repetición conlleva en ocasiones las huellas de lo olvidado y es por eso que se inmiscuye en un torpe accionar constante. En la serie vemos como Nadia cae repetidas veces por la misma escalera marcando el final e inicio a la manera de una nueva partida de videojuego.
Entonces, cuando hablamos de repetición no nos estamos refiriendo necesariamente a una serie de acciones iguales, los personajes, roles y circunstancias pueden variar, la cuestión es que en aquellos escenarios algo se repite. Con la ayuda de Freud podemos pensar que aquello es del orden de las inhibiciones, actitudes inviables, rasgos patológicos de carácter, los síntomas y en suma todo aquello proveniente de lo reprimido.
La serie ofrece una gran cantidad de condimentos que enriquecen el desarrollo argumentativo (Y que no podríamos abarcar en este breve escrito pero vale la pena mencionar); el vínculo de Nadia con su madre biológica y la adoptiva son cruciales para entender el porqué de la encerrona temporal y asimismo la posible salida. Asimismo el vínculo con Alan, otro viajero a-temporal funciona como contra cara de 2 personalidades antitéticas pero que parecieran coincidir en una dificultad para hacer lazo social más allá de sus estructuras; Alan, un retrato de lo que vulgarmente llamaríamos Obsesivo, pretende suprimir con sus rutinas toda posibilidad de lo novedoso, Nadia con su modo exuberante y caótico de fluir tampoco parece muy proclive a dejarse sorprender en el encuentro con el otro, con su deseo.
A la manera de un proceso analítico, en donde lo onírico también tiene su lugar, Nadia logra comenzar a reelaborar algunas de aquellas resistencias que la mantienen enfrascada en una pasividad frenética en cuanto a su vida y romper, o al menos percatarse, de esta Muñeca Rusa (Mamuschka) en la cual habita.
Lic Martin Wajncymer